sábado, mayo 26, 2018

Frankenstein de Mary Shelley


El Drácula de Coppola había sido un éxito que le permitió salvar el culo de su Zoetrope y a otras productoras recuperar a los monstruos clásicos y hacer versiones para el público noventero. Invento que, en general, no funcionó. Tri-Star se debió pensar que el tío de Nicolas Cage sabía de esto y le encargó recuperar Frankenstein. Éste prefirió quedarse en la producción y darle la rienda a otro. El elegido fue alguien tan sorprendente como un Kenneth Branagh que había estado en un segundo plano, básicamente un cine muy poco comercial para el público yanki hasta que despegó con Mucho ruido y pocas nueces, producción plagada de actores hollywoodienses (Keanu Reeves, Michael Keaton, Denzel Washington, Robert Sean Leonard) que si bien en USA tuvo una carrera comercial casi desapercibida, en Europa fue un hit sorpresa. Pero tampoco nos extrañemos, y si no, ¿qué pintaba dirigiendo Thor?


Partiendo de un guión de Steph Lady (tipa de de escaso bagaje), Branagh contrató a Frank Darabont para que hiciera una reescritura, éste tuvo muy en cuenta la versión gráfica de Bernie Wrightson, pero tampoco estaba muy contento con el trabajo que recibió y Branagh se limpió el culo con la reescritura. Con el tiempo Darabont reconocería que si lo llega a saber nunca hubiera aceptado el trabajo y se arrepiente de ver su nombre en los créditos.

Para seguir con el esquema de Drácula metieron un reparto con bastantes nombres reconocidos. El propio director se reservó el papel protagonista (pese a que su nombre no fuese el primero en los créditos), Tom Hulce (cuando ya se le había esfumado la fama de Amadeus), Aidan Quinn, Ian Holm, un John Cleese sin acreditar, y Helena Bonham Carter. Y, por supuesto, el gran nombre era un Robert De Niro que ya en la época se le acusaba de vivir de rentas y abusar de su personaje gangsteril. ¡Ja! pues todavía no había llegado la época de Robert Di Nero con basuras en modo piloto automático que se marcó a partir de los dos miles.


El Frankenstein de Branagh básicamente repite los fallos del Drácula de Coppola pero los eleva a la petulancia absoluta y le añade un toque grotesco como en el momento que la novia resucita, que toca con la punta de los dedos el Reanimator de Stuart Gordon, pero si aquello era una serie B bufa a la que le permitimos prácticamente todo, a la superproducción de Branagh se le tira encima el ridiculismo y a nosotros nos entra la vergüenza ajena.

Que sí, que a nivel estético está muy bien, decorados, ambientación... pero más allá de eso la cosa se queda en un ego trip de Branagh para que veamos que ha pasado por el gym y a la que puede se quita la camiseta, y de su melena rollo Vidal Sassoon. 

 

Y como es natural, en su estreno le dieron palos hasta en el carnet de identidad. Además de cosechar un merecido fracaso que apenas recuperó la mitad de los 42 millones de dólares que costó. Lo que llevó a que la resurrección de los monstruos clásicos se quedará en producciones menores, Branagh se volvió a su querido Shakeaspeare, Coppola tuvo que hacer aquella mierda de Robin Williams llamada Jack y De Niro hizo como si esto nunca hubiese ocurrido.

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