jueves, julio 25, 2013

Razas de noche

Razas de noche, Clive Barker

Bastante fructífera como cuantiosa ha sido la relación entre Clive Barker y el cine. Aunque eso no quiere decir que la calidad de estos films nos reviente las neuronas.
Tras haber aportado algún que otro guión, debutó en la dirección con la archiconocida Hellraiser, que, personalmente, me deja bastante frío. Quizá más por el factor que la vi bastante tarde, y la fama de la película (ya convertida en saga) era demasiada como para no crearse unas expectativas demasiado expectantes.

Pero el éxito de esa cinta de bajo presupuesto le permitió encaramarse a cimas más altas. Es el caso de esta Razas de noche.

Razas de noche, Clive Barker


Producido por la Morgan Creek, cuando saboreaba los millones recaudados por Arma joven, Una mujer en la liga o De repente, un extraño, y luego distribuida por la Fox; lo primero que hizo fue imponer un cambio de título, ya que el original de la novela, Cabal, no lo veían con posiblidades de atraer al público, aunque en algunos paises como Italia y Francia se mantuvo el título original.

Al estar rodada en Inglaterra y ser una producción no demasiado aparatosa en cuanto a presupuesto, no teníamos demasiadas caras conocidas en el equipo de rodaje. Algunos reciclados del Hellraiser original (Robin Vidgeon, director de fotografía; Doug Bradley, alías Pinehead), y otros que acabarían particiando en la saga de los cenobitas (Craig Sheffer).

Razas de noche, Clive Barker

Pero sí que hay que destacar un par de nombres por encima de otros. Es el caso del montador Mark Goldblatt, que ejerció esa tarea en un montón de films de James Cameron y director del primer Punisher, alías El vengador, y Estamos muertos... ¿o qué?

El otro, David Cronenberg. No hace falta presentación en su labor de realizador. Como actor lo hemos visto en los clásicos cameos de sus films y cuando ha tenido papeles con más peso en producciones ajenas ha sido por amistad. Sus apariciones más conocidas son la aquí comentada y en Jason X, ni más ni menos. Ahí el director era el fallecido James Isaac, que empezó en los efectos especiales, encargándose de los de eXistenZ, y fue director de House III.


Razas de noche es un film fallido. La idea de una ciudad de muertos (con más aspecto de monstruos que otra cosa) es muy interesante, además de estar muy bien recreada con un cementerio muy cartón piedra pero con cierto aire fantasmal y otoñal que pega magnificamente con la banda sonora de Danny Elfman (cuando estaba en su mejor momento). Otro tanto a su favor son los maquillajes (alguno realmente terrorífico) o hasta el diseño de la máscara del malo (un cruce de máscara sado y del Espantapájaros de Batman). Muchos de estos diseños partieron de las ilustraciones ideadas por Ralph McQuarrie, que había hecho tareas similares en la trilogía original de Star Wars o el primer Indiana Jones.

Razas de noche, Clive Barker

Si su estética en la mejor de sus bazas, no lo es tanto el como está llevada su historia. Baker se quejó amargamente en su día de la amputaciones que le propinó la productora en la sala de montaje, dejando al producto huerfano de sentido y con lagunas a trompicones. El primer editor acabó tan harto de las imposiciones de la productora que acabó desertando, lo que propició la entrada del mentado Goldblatt. Al parecer, uno de los peces gordos de la productora, Joe Roth, el que más apoyaba a Baker, dejó su puesto justo al inicio del rodaje. Esto dejó a Barker solo ante una productora que solamente estaba interesada en hacer un slasher con opciones a crear cuantas más secuelas mejor.

Ha día de hoy sigue dándole vueltas a un montaje bajo su supervisión, que se ha visto en algún que otro festival bajo el nombre de The Cabal cut, pero, mientras tanto... Una lástima.


miércoles, julio 10, 2013

Dagon (La secta del mar)

 Dagon (La secta del mar), Stuart Gordon, Fantastic Factory

Parece mentira, para ya hace más de una década de la aparición de la Fantástic Factory y un lustro de su defunción.

Después de los (pseudo) fracasos de Faust y Arachnid, le tocó el turno a Dagon. Dirigida por el inefable Stuart Gordon, coleguísimo de Brian Yuzna desde los tiempos que juntos parieron Re-Animator, Re-Sonator, Dolls o que, incluso, estuvieron detrás de Cariño, he encogido a los niños, algo muy alejado de lo que sería natural en ellos (aunque esto fue más por las imposiciones de Disney que por propia voluntad).

 Dagon (La secta del mar), Stuart Gordon, Fantastic Factory

La historia parte de La sombra sobre Innsmouth de H. P. Lovecraft. Vale, que trasladar la imaginieria del escritor americano a imágenes en movimiento es casi imposible, e igual de difícil es sacar 90 minutos de un relato de unas pocas páginas. Pero ahí estaban Gordon, Yuzna y el guionista Dennis Paoli para pasarse por alto cualquier tipo de impedimento. No excentos de dificultades, todo hay que decirlo, ya que el proyecto data de mediados de los 80, justo después de Re-Animator, pero la cosa se quedaba atascada cuando presentaban el guión a las productoras. Estas no veían con buenos ojos el tema de personas transmutadas en peces, lo veían algo demasiado zetoso (hola Sergio Martino, hola La isla de los hombres peces), y preferían vampiros o licántropos.


Pasaron los años, y cuando Julio Fernández montó la Fantastic, los americanos desempolvaron aquel añejo guión y lo modificaron para que la acción pasara en un pueblecito gallego.

 Dagon (La secta del mar), Stuart Gordon, Fantastic Factory

Una pareja de jovenes, Paul y Barbara, viajan en un barquito junto a otra pareja, Howard y Vicky, de repente, son sorprendidos por una tormenta que hará volcar el barco y que por el camino perdamos a Howard y Vicky. Nuestros jovenes protagonistas consiguen llegar a tierra firme para encontrarse a Imboca, un pueblo habitado por gente muy poco hospitalaria y que ocultan sus insanas intenciones hacia nuestros protagonistas.

Dagon (La secta del mar), Stuart Gordon, Fantastic Factory

Haciendo una retrospectiva de lo que fue Fantastic factory, Dagon acabó siendo su producción más redonda, luciendo una ambientación muy buena con ese decadente pueblo donde no para de llover, unos maquillajes la mar de conseguidos, unos efectos digitales que por momentos dan perfectamente el pego y, por otros, son flojetes (básicamente en su parte final), un poco de gore para los más viciosos, una banda sonora con gracejo y estilo elfamaniatico y un ritmo frenético.
No por todos estos aciertos hay que catalogarla como peliculón, pero si que, siendo una serie B, está muy apañada.

Aunque, no por eso hay que olvidar absurdidades como la escena del prota cambiando el pestillo de puerta o detalles del guión que quedan en el aire y no se acaban de desarrollar, como la idea que la madre del protagonista era del pueblo.
Pero si el argumento del film no tenía nada que ver con el relato, Gordon y compañia se dedicaron a trufar toda la producción con detalles del universo Lovercraft: la sudadera del prota, la cara de Cambarro...

Ya que poco vamos a rascar del original, por lo menos le daremos algún caramelito al fándom, debieron pensar.
 
 Dagon (La secta del mar), Stuart Gordon, Fantastic Factory

Delante de las cámaras teníamos a un tal Ezra Godden (un sosías de Graham Coxon, que, al igual que Mark Frost, prota de Faust, venía del teatro y cuenta con una filmografía muy escueta). También corrían por ahí como pollo sin cabeza Raquel Meroño, que por la época se le veía mucho por la tele y ahora está bastante desaparecida; Paco Rabal, en lo que sería su último papel en el cine (cosa que no sé si es algo bueno y a saber lo que pensaría del film); Macarena Gómez, hoy muy conocida por La que se avecina o SexyKiller; y un pequeño papel para José Lifante.

Dagon (La secta del mar), Stuart Gordon, Fantastic Factory
  
Dagon parecía que tenía que marcar una línea a seguir, un estilo que los aficionados al fantástico sí hubieran agradecido. Pero al final uno se queda con la sensación que la Fantastic solo daba palos de ciego y Dagon fue un "error fortuito". Rotweiller, La monja, la tercera parte de Re-Animator... eran demasiado barriobajaeras. Curiosamente, cuando parieron otra cosa más o menos digerible fue en su última producción con Bajo aguas tranquilas, que, curiosamente, tiene bastante paralelismos con el film de Stuart Gordon.