viernes, septiembre 28, 2012

The Legend of Zelda: Link's Awakening

The Legend of Zelda: Link's Awakening

Dicen por ahí que todos los juegos tienen su historia, pero solo uno es leyenda. Posiblemente sea cierto... o no. Lo que sí es cierto es que Zelda es una de las sagas de videojuegos más inmaculadas de la historia, cada uno de los juegos que van apareciendo son considerados, tranquilamente, entre los 5 mejores de la consola. Sí, efectivamente, hemos de dejar de lado aquellas bizarradas que lanzó Philips, que consiguió los derechos mientras trabajaba con Nintendo para el famoso lector de CD de la Super. Pero basándonos en los muchos que han ido apareciendo en las consolas Nintendo, sin temor a equivocarme, puedo decir que son la crème de la crème.

miércoles, septiembre 26, 2012

La isla del diablo

La isla del diablo Piquer Simon

Todos los directores tienen su momento de auge y su caída. A Juan Piquer Simón le llegó el declive cuando entramos en la década de los 90. Durante los 70 y 80's contó con el favor del público (que no de la crítica) para lanzarse en producciones inimaginables en la filmografía hispánica. Films hechos con más o menos ingenio, que sacaban partido a los pocos medios que tenían, unido a que el director valenciano gustaba de rodar en inglés y con algún que otro actor foráneo de cierto nombre, las producciones solían pasar por serie B americana.

Viaje al centro de la tierra, Supersonic Man, Mil gritos tiene la noche o Slugs. Muerte viscosa, tuvieron una buena respuesta del público e hicieron que J. P. Simon (como solía firmar algunas de ellas para darle un toque más americanizado) pudiera ir financiándose sus siguientes proyectos.
Ya en 1991 llega el principio del fin. La mansión de Cthulhu es un fracaso absoluto. Lauren Films, que tenía que ser la distribuidora, queda tan decepcinada con el producto que quiere renegociar las condiciones, con el consiguiente retraso de su estreno. Al final salió un año después directamente a vídeo cuando Piquer ya hacía tiempo que se había desentendido de ella.

Es muy posible que en este punto el director de Los nuevos extraterrestres se percatase que los tiempos habían cambiado en exceso. Si una década antes podía hacer pasar una de sus producciones por americana usando unas cuantas maquetas, efectos de perspectiva, fondos falsos y el truco de tirar de alguna estrella venida a menos, en los 90 eso ya no era suficiente. La gente quería grandes decorados, explosiones y, sobre todo, efectos especiales de ultima generación. En 1993 la gente ya había quedado asombrada por los dinosaurios de Jurassik Park, y meter un señor disfrazado ya no colaba.

La isla del diablo Piquer Simon

Pero Piquer erre que erre, él iba a la suya, y su siguiente paso fue volver a las producciones que le dieron sus mayores éxitos comerciales: films de aventuras para toda la familia. Pero claro, si antes comentaba que el respetable quería efectos digitales, los chavales de los 90 tampoco se iban a conformar con menos y si 20 años atrás cualquier niño tenía en su estantería algún libro de Julio Verne, a mediados de los 90 eso era cuanto menos impensable.

La isla del diablo fue la primera de tres películas en las que la intención del director era montar algo con cierta infrastructura para poder rodarse films de género en Valencia, todo con gente joven que comenzara en el mundillo. Al final, entre lo que sacó de la Generalitat Valenciana, lo que le dio Enrique Cerezo y alguna pre-venta al extranjero amasó poco más de 200 millones de las antiguas pesetas para rodar las tres. O sea, miseria y compañía.

La isla del diablo Piquer Simon

El film está basado en una novela de Vicent Mulberry, uno de los varios seudónimos que usó Víctor Mora, creador de el Capitán Trueno. La historia la de siempre en este tipo de productos: un chaval, con cierto aire a Guybrush Threepwood, quiere enrolarse en un barco y consigue convencer a un capitán para que le deje navegar con él. Una tempestad hace trizas su barco y les hace naufragar hasta toparse con un barco de piratas. A partir de ahí llegada a una isla endemoniada con tesoro incluido.

El film, por mucho que me duela, es sumamente mediocre, y eso siendo benévolos. La cantidad de fallos que te encuentras son miles: de un plano a otro aparece y desaparece la niebla; pese a que están en el interior de un barco este no parece moverse con el clásico va y ven; realización planísima que no pasa de planos medios y estáticos. Pero eso sí, todo muy cerrado, no sea que movamos un milímetro la cámara y se vea de fondo la A-7. Bueno, en alguna escena del barco llega asomarse alguna nave al fondo.

La isla del diablo Piquer Simon

A estas alturas de la vida, una escena donde unos pocos marineros se tiran la comida mientras suena música de organillo estilo Charlot es de vergüenza ajena. Escenas de relleno, como la de la tipa que se baña en el mar y el rubiales no pierde el tiempo en buscar filetazo. Al igual que en la que el sosias de Guybrush es perseguido y porque sí se despelota y luego se embadurna de barro y hojas, para minutos después salir en pelotas debajo de una cascada. Además es una escena que desentona con el estilo puramente infantil y de para toda la familia con la que está llevada toda la cinta. Todos esos supuestos gags que no tienen gracia, que parecen sacados de los peores momentos de Massagran. Por no hablar de la estupidez de la planta carnívora, que parece que vaya a tener algo de protagonismo pero luego resulta que ahí no pinta nada.

Pese a estar rodada en 38 tiene una estética de vídeo que tira para atrás. Ni siquiera podemos contentarnos con algún que otro efecto de la factoría Piquer, ya que nos limitamos a dos maquetas del barco, que si bien no son para tirar cohetes al menos cumplen, y el ataque de un monstruo reciclado de La grieta.

La isla del diablo Piquer Simon

El film acabó teniendo una presencia testimonial en los cines. Se proyectó durante una semana y luego fuera, lo suficiente para que se pudiesen cobrar las subvenciones.

Película que no la quiere nadie, ni los propios valencianos. Comprobado, se la regalas a uno y es capaz de irse a tu casa y dejártela de estranquis.

Me sabe realmente mal machacar tanto esta película, porque a Piquer le tengo en estima, pero al César lo que es del César: La isla del diablo es todo un compendio de lo peor del director valenciano. Ni siquiera tenemos maquetas o monstruitos para salvar la función, y nos hemos de quedar con una pobreza de medios que rozan lo amateur.

jueves, septiembre 20, 2012

Los Goonies

Los Goonies
Tenía que caer. Si en este blog se han tocado (y se tocarán) clasicazos de los 80, Los goonies debían aparecer tarde o temprano.
Producida por Spielberg y dirigida por Richard Donner. Parece mentira, pero 30 años después todavía me encuentro por la vida gente que se piensa que la dirigió el director de Tiburón. Es para hacérselo mirar.

Sin duda los 80 fueron la época dorada de Steven. Dirigió los 3 primeros Indiana Jones (los buenos), E.T. El extraterrestre, y produjo Gremlins, Regreso al futuro, El secreto de la pirámide, El chip prodigioso... películas espectáculo que sabías que te lo ibas a pasar pipa. Es más, tal era su estatus y lo que vendía su nombre, que no importaba nada quien fuese el director de la película, lo que de verdad llenaba de culos las butacas de los cines era el "Steven Spielberg presenta".
Y parece mentira que el director fuese Richard Donner, que si bien encadenó un buen puñado de éxitos con La profecía, Superman o Arma letal, fue entrar en los 90 y comenzar el ocaso de su carrera con Asesinos (sí, la de Sly y Banderas) o Timeline.

Los Goonies
La cuestión es que se conjugaron un montón de factores, todos ellos en gracia. A los dos implicados antes mencionados hay que añadir a Chris Columbus en el guión. El luego director de Solo en casa o los primeros Harry Potter, que en aquella época estaba en nómina de Spielberg, escribiendo Gremlins o El secreto de la pirámide, se marcó un tanto al coger una idea del director de Jurassik park y convertirla en un guión que dejaría boquiabiertos a toda una generación de chavales que 25 años después serían capaces de decir "chocolate" con la misma voz que Sloth o hacer el super meneo.


Los GooniesUn poco más y se pilla la nariz

Recuerdo perfectamente haberla ido a ver al cine en su estreno, en los desaparecidos desde hace décadas Versalles, para luego, esa misma noche, verla comodamente en VHS. Ya saben, cosas de la piratería de los 80, que existir existía.
Me flipaba mucho el detalle que los personajes dejan entrever que ya han tenido más aventuras, como si la película fuese un secuela. También me traía loco eso de que se llamasen los Goonies. ¿Qué quería decir Goonies? Claro, con el tiempo, siendo más crecidito, ya asociaba eso de que vivían en los muelles de Goon.
Otra cosa que me traía de cabeza: todos nos dimos cuenta que cuando hablaban con Rosalita (Lupe Ontiveros, que precisamente murió en julio de este verano), la chacha de la madre, y nos colocaban esos subtítulos quemados en pantalla en inglés había gato encerrado. Rosalita no tenía precisamente pinta de italiana. Luego, cuando te la ponían en Tv3 en catalán (o quien la viera en VOSE), veías que realmente hablaba en castellano y todo era una excusa del guión para que Bocazas pudiese ir traduciendo el mapa de Willy el tuerto. Pero claro, no podían respetar el original y se tuvieron que sacar de la manga lo del italiano. ¡Pero si lo podían haber hecho perfectamente con el portugués, que cuadraba más!
¿Recuerdan lo de los Calvin Klein y los Levis en Regreso al futuro? Pues aquí lo mismo. En la traducción nos quedamos sin Motown, Janucá, o que el vómito que tira Gordi en un cine no es real, si no que lo prepara él; o que Troy (luego director de Burlesque) realmente no pide ligarse a Andy en el pozo de los deseos, si no que, directamente, se la quiere tirar.

Los Goonies
Los Goonies tuvo un éxito moderado, los 20 millones de presupuesto se convirtieron en 60. Que si bien era una cifra a tener en cuenta, quedaban lejos de los 160 recaudados por Gremlins o los más de 300 de Regreso al futuro, por poner un par de producciones de Spielberg en la época.
Seguramente eso hizo que las aventuras de Gordi, Bocazas y compañía se quedasen en un único film.
Aun y así, y que la crítica fue bastante durilla con ella, la fama de la película propició algunas producciones que intentaban subirse al carro de aventuras juveniles: Exploradores, El secreto del lago, El secreto de la piramide, Cuenta conmigo, El vuelo del navegante, Una pandilla alucinante... y hace algunos años hubo algún film que buscaba revivir aquellos films como El hijo de Rambow o, más recientemente, Super 8.

Los Goonies
Pero el tiempo ha ido dándole un estatus de culto al film y llevamos muchos años oyendo eso de la secuela. Algunos hablan maravillas de la idea de coger a treinteañeros y ponerlos en medio de aventuras juveniles, todo muy del rollo Spielberg de "recuperemos el espíritu infantil y la infancia perdida a lo Peter Pan", y a otros les interesa más el que metan el componente de gente acabada que tiene sus vicios con el JB o el caballito blanco y la trapagaperras al lado. Pero fuera como fuese, al final, en cuanto hay noticias de este nuevo proyecto, se acaba confirmando que no se hará.

Los Goonies
Lo que mucha gente no recuerda es que ya hubo una secuela. Bastarda pero secuela al fin y al cabo. Todo ello en el mundo de los videojuegos, claro. De la película salió un juego de la mano de Datasoft para los ordenadores de la época (Atari 800, Commodore 64, Spectrum, Amstrad), que era del estilo Lost vikings o Lemmings, donde teníamos que ir alternando entre los chavales, cada uno con una cualidad, para poder ir pasando las fases.
Konami lanzó una versión para Nes que nunca salió de Japón, que era el clásico plataformas, tan en boga en aquella época, donde manejamos a Mikey, que ha de rescatar al resto de sus compañeros. La compañía japonesa también sacó una versión de este juego para MSX, que si bien era el mismo estilo de juego, modificaron los niveles y aumentaron la dificultad hasta límites extremos.
Y por fin, en 1987, apareció en la Nintendo 8 bits: The Goonies 2. The Fratelli's Last Stand. Programado también por Konami, sigue los patrones del anterior juego, pareciendo más un remake que una secuela, añadiéndole toques de exploración y utilización de objetos. De la misma manera llevamos a Mickey que, ataviado con un yo-yo como arma, ha de volver a rescatar a sus compinches y a una sirena llamada Annie (WTF????). Lo más llamativo es que en determinados momentos la vista cambia a primera persona cuando entramos en algunas habitaciones.

Los Goonies
Pero no se vayan que aun hay más. De la misma forma que actualmente nos podemos encontrar un Kingdom hearts, que es un cruce entre el mundo de Square y Disney, a finales de los 80 Konami lanzó WaWai World, un crossover entre varias de sus sagas como Castlevania, TwinBee o Gradius, entre otros. Y, por supuesto, aprovechando que todavía conservaban los derechos de la película aquí reseñada pues volvieron a echar mano del bueno de Mickey y usaron una fase que transcurría en el barco de Willie el tuerto y bajo las catacumbas.

martes, septiembre 18, 2012

Historias de medianoche

Historias de medianoche
En este blog se ha hablado mucho de las películas de relatos o antologías. De Los ojos del gato a cositas más pequeñas como Los willies, pasando por un artículo de la Amicus, la productora reina en este tipo de películas hace décadas.
El problema viene cuando uno ya se ha empapado de los clásicos: Creepshow y secuela, El gato infernal, las que comentaba antes de la Amicus... y claro, solamente queda escarbar entre morralla esperando encontrarse sorpresitas. Pero no es el caso.

Historias de medianocheUn grupo de chavales tienen un accidente de coche y se quedan tirados en medio del bosque. Mientras esperan que alguien les recoja empiezan a explicarse historias de miedo.
La primera trata sobre una pareja en luna de miel que viajan en caravana, se quedan sin gasolina y el marido se marcha en busca de una gasolinera, dejando a su mujer sola, sufriendo el acoso de una bestia que acecha en los bosques.
La segunda historia trata sobre una niña que es asediada por un extraño tipo. Y la última es la clásica donde un motorista se queda tirado y encuentra refugio en una casa donde hay fantasmas.
Aparte hay un epílogo donde se nos cuenta que es lo que pasa con los chavales que han tenido el accidente. No es que sea una maravilla, pero, sin duda, es lo mejor de la cinta, dándole una vuelta de tuerca a todo lo que hemos visto, y adelantándose unos añitos a la moda del final sorpresa que impuso El sexto sentido.

Historias de medianoche
Dirigida por Matt Cooper, Martin Kunert y David Semel, que se repartieron las diferentes historias. En general gente sin mucho bagaje a excepción de Semel, que tiene un extenso currículum como director de series (American horror story, House, Dawson crece, Buffy cazavampiros, Sensación de vivir...).
El elenco protagonista tampoco es que sea muy para allá, como mucho destacar a Christine Taylor, que debe ser muy amiguita de Ben Stiller porque sale en algunas de sus películas (Zoolander, Cuestión de pelotas, Tropic Thunder); Ron Livingston (supongo), el prota de la primera película de Mike Judge, Trabajo basura; y Christopher Masterson, que por el nombre no nos sonará de nada pero que nos acordaremos de él por ser Francis, el hermano mayor en Malcolm, que o lo tenían en un internado o se buscaba curros en ranchos o poblados indios.

Historias de medianoche
La peliculilla se puede ver, pero su estética tan limpia y pulcra le da un aspecto de telefilm de siesta (aquí salió directamente en vídeo), y, además, las historias tienen un tufo a refrito de las que leíamos en el Creeppy o Dossier negro surgidas de la factoría Warren hace 30 o 40 años. Y si a eso le añadimos que miedo ninguno, con lo que estamos más cerca de series juveniles como El club de medianoche o Pesadillas de R. L. Stine. Historias de medianoche está más cerca de Creepshow 3 que de la original, aunque, eso sí, no es tan horripilante. Lo dicho, para completistas de las pelis de antologías.

jueves, septiembre 13, 2012

La noche del terror (Masacre Zombie)

La noche del terror (Masacre Zombie)
Desde hace una década que hay un revival del género zombie pasada esa travesía que fueron los 90, donde la producción de este tipo de películas era tirando a escasa. Con el pistoletazo de salida impartido por Resident evil, para luego reafirmarse con 28 días después y El amanecer de los muertos, el remake de la de Romero. Evidentemente todo esto ha traído una retahíla de morralla infecta, hecha con cuatro chavos, escasa imaginación y mucho efecto digital de saldo. Lo mismo que 30 años atrás, cuando el éxito de la segunda entrega de la trilogía de Romero, Zombi (Dawn of the dead) consiguió lo que no hizo la primera, poner de moda a los zombies.

A partir de ahí, los italianos a la cabeza, la veda estaba abierta para sacar partido al género. Lo que aquí se conoció como Nueva York bajo el terror de los zombies de Fulci no era más que un exploit como la copa de un pino del Zombi de Romero. No por casualidad, pero sí que con mucho morro, el film, internacionalmente, se le conoce como Zombi 2 (dicen que de ahí surgió la enemistad entre Argento, productor del original, y el director de Aquella casa al lado del cementerio).

La noche del terror (Masacre Zombie)
Pero, como decía antes, la mierda abundaba en el género, muchas procedentes de Europa, donde aprovecharon que comprando una bolsa de casquería en la carnicería de la esquina y poniendo cuatro arapos a los actores ya finiquitábamos un film del género. Y si a eso le sumamos que muchas se rodaban en República Dominicana y países del estilo, muy exóticos pero donde era muy barato rodar, ya teníamos el negocio redondo.

Zombi holocausto, El lago de los muertos vivientes, Comidos vivos, El más allá, La invasión de los zombies atómicos (¡con Paco Rabal!), Apocalipsis caníbal, Zombie 3... forman parte de ese "selecto" grupo que buscaban subirse al carro. Y todas estas, que seguramente serán tachadas de auténtica basura cinematográfica, son las más divertidas. Me río yo de la nueva remesa de films. El auténtico fan del género es el que se sabe al dedillo estas auténticas abominaciones.

La noche del terror (Masacre Zombie)
Y, por supuesto, entre ellas, teníamos La noche del terror (Masacre Zombie), la que hoy nos ocupa. El argumento más básico que una ameba: un grupo de personas llega a un caserón dispuestos a pasar un fin de semana, sin caer en la cuenta que en los alrededores campan a sus anchas unos zombies que reviven por la incompetencia de un profesor que abre una tumba en unas ruinas etruscas.

La noche del terror (Masacre Zombie)
El film es pura serie Z, donde se nota a leguas que alguien debió decir "vamos a pasar unos días al caserón de un amigo y a ratos nos rodamos una peli de zombies". Actores malos, medios escasísimos, un argumento que se nota que está improvisado sobre la marcha y una cutrez a niveles estéticos que parece llegada del tercer mundo.
Por alguna razón estos subproductos solían llevar alguna escena que quedaba en la memoria del espectador. En Nueva York bajo el terror de los zombies, aparte de la escena del zombi peleando con un tiburón, dejaba poso la astilla clavándose en el ojo de Olga Karlatos; en Miedo en la ciudad de los muertos vivientes tenemos el momentazo del tío que le taladran la cabeza.
Aquí los que se quedó en la retina del respetable es cuando el hijo de la prota le muerde un pecho y se lo arranca, no es que sea para tirar cohetes, pero es lo que hay.

La noche del terror (Masacre Zombie)
Detrás de las cámaras tenemos a Andrea Bianchi, el clásico mercenario de la escuela italiana que filmaba cualquier cosa que tuviera el suficiente morbo para que funcionase en taquilla.
Pero ojo, que este tío llego hacer una versión de La isla del tesoro con el mismísimo Orson Welles. Vale, el orondo director ya estaba bastante de vuelta de todo y se metía en cualquier fregado (ya fuese films de segunda y tercera fila o anunciar jabones) por sacar cuatro chavos e ir haciendo su Quijote, pero ahí estaba y no cualquiera puede presumir de eso. Pero es que si sigo nos podemos topar que se marcó un debut con Diabólica malicia, protagonizada por Mark Lester (nada que ver con el director de Commando), un crío prodigio que protagonizó clasicazos como Oliver, El príncipe y el mendigo de Richard Lester o ¿Quién mató a la tía Roo?, film de culto donde los haya.
Amigo de rodar con viejas glorias en pleno ocaso de su carrera. A los antes comentados se les puede añadir: Robert Ginty (El exterminador), Henry Silva (El mensajero del miedo), Chuck Connors (Cuando el destino nos alcance), Adolfo Celi (Diabolik), Carrol Baker (Baby doll).

La noche del terror (Masacre Zombie)

Una de las cosas que más llama la atención del film es un personaje llamado Michael, el chaval que antes comentaba que le pegaba un mordisco a su madre. Bueno, eso de chaval es un decir, ya que el tipo, un tal Peter Bark, tenía 25 años cuando hizo la peli interpretando a ¡un niño de 12 años! Al parecer, por algún impedimento legal, no podían usar a un chaval de verdad y tiraron de este extraño espécimen que debía tener algún tipo de enfermedad. Cosa que, por otro lado, es lo que acabó dando algo de entidad al film e hizo que a día de hoy prevalezca en la memoria.
El careto del personaje, como puede verse en la foto inferior es malrrollista hasta límites extremos. Si a eso le sumamos que en la peli se da a entender que tiene algún poder telequinésico (o eso entendí yo, porque el film está explicado con los pies) y que está obsesionado a su madre, a la que constantemente besa y soba con ansia, podemos darnos por satisfechos.

Hay que apuntar que en otras películas de Bianchi, Diabólica malicia o La mujer de mi padre, encontrábamos ese toque incestuoso, con lo que esa predominante en la filmografía del italiano da mucho que pensar.

La noche del terror (Masacre Zombie)
Había alguien que decía que lo más grotesco de La noche del terror (Masacre Zombie) no son los zombies, sino la peña que sale... totalmente cierto. A parte del "chaval" de arriba, los señores que campan por sus zetosos fotogramas son tan o más repugnantes que los zombies por los que son devorados. Señores con bigotillo setentero que se aprovechan de los tintes eróticos con los que el director impregnaba la ya desagradable atmósfera del film para magrear a las milf sin ningún tipo de vergüenza.

Sí, el film es una mierda, pero para ser un hombre de pelo en pecho hay que pasar por estos tragos.

martes, septiembre 11, 2012

The Cabin in the Woods (La cabaña en el bosque)

The Cabin in the Woods (La cabaña en el bosque)
Hablar de este film sin reventar el argumento este tremendamente difícil. A simple vista puede parecer que nos encontramos ante un slasher clásico, con el grupito de estudiantes de turno (la rubia buscona, la empollona, el cachas deportista falto de luces, el porrero y el negrito) que se va a pasar un fin de semana a una cabaña en medio de un bosque. Pero si luego resulta que ni la rubia es realmente una cabeza hueca más salida que el palo de un churrero y ni siquiera es rubia, ni el cachas es un rabo con patas o el porrero... bueno, ese si que le da al fumeteo. Pero bueno, que nada es lo que parece.
Claro miras un poquito y te encuentras que detrás de todo esto está la cabeza pensante de Buffy, Angel, Fireflay y el guión de Los vengadores, Joss Whedon; y dirigiendo el cotarro Drew Goddard, productor y guionista de Perdidos y autor del guión de Cloverfield (Monstruoso para los casposos), lo que algo debe tener la película más allá de la enésima revisión de los Halloween, Viernes 13 y acuchilladas de higadillos varias.

jueves, septiembre 06, 2012

Flash Gordon

Flash Gordon, Sam Jones, Queen
De pequeñajo no era muy de Flash Gordon, y eso que algún que otro cómic corría por casa. Es por eso que la película no me llamaba mucho, la debía conocer más por la música de Queen que otra cosa.
Años después, a principios de los 90, ya me picó la curiosidad de esa película tan criticada. Pero claro, en la época o tenías la fortuna que en el videoclub del barrio tenían la cinta o te tenías que esperar a cazarla en la tele, no como ahora, que te la bajas y listos.

Flash Gordon, Sam Jones, Queen
Recuerdo que, a mediados de los 90, Tele 5 la tenía programada para una tarde de sábado, pero en aquella época la cadena amiga era conocida por pasarse por el forro los horarios, y si ponía que a las 10 empezaba una peli tened por seguro que empezaba, como mínimo, 40 minutos más tarde. Con lo que esa tarde llegó la hora señalada y ahí ni había Flash ni había Gordon, solo unos chavales haciendo karate y dándome la tarde.
Pasó el tiempo, y allá por el 96 y/o 97 Antena 3 metía pelis a las 4 de la mañana, muchas morralla infecta, pero de vez en cuando se desmarcaban con alguna joyita difícil de digerir por el espectador medio, como es el caso de El fantasma del Paraíso. Pues bien, una de las que emitieron en esas intempestivas horas fue Flash Gordon, que acabó presa en mi magnetoscopio óptico. Que sí, eso, que la grabé.


Flash Gordon, Sam Jones, QueenMaquetón

El personaje de Flash Gordon fue creado por Alex Raymond como un encargo, ya que simplemente se trataba de darle la réplica a Buck Rogers. Pero esas cosas que pasan, que al final la copia acaba engullendo al original.
Después del éxito en papel y el salto a los seriales y series de animación era lógico que acabara siendo carne de celuloide. Bien es conocido que George Lucas intentó hacerse con los derechos, pero la negativa del poseedor hizo que el barbudo realizador maquillara el guión para acabar cagando Star Wars. Cuyo éxito hizo tirarse de los pelos a dicho poseedor, que era ni más ni menos que el megalómano de Dino De Laurentiis (¿para cuando un biopic del artiste?), que rápidamente se puso las pilas y comenzó otra de sus titánicas producciones.


Flash Gordon, Sam Jones, QueenStory board de la mano de Mentor Huebner


Partiendo de un guión firmado por Lorenzo Semple Jr. (él mismo reconocía que nunca había leído una sola viñeta del personaje), que si bien ha firmado los libretos de Papillon o Nunca digas nunca jamás, siempre será recordado por haber escrito episodios para el Batman de Adam West; pero que en la época estaba en nómina de De Laurentiis y ya había escrito un par de producciones del italiano: King Kong y Huracán. Por Flash Gordon cobró un cuarto de millón de dólares. Todo un pastón.
Dicho guión acabó siendo retocado por Michael Allin (guionista de Operación Dragón).

Originariamente Nicolas Roeg (que años después dirigiría La maldición de las brujas) iba a ser el director y Mike Hodges ya estaba medio fichado para serlo de la secuela, pero Roeg desertó del proyecto. Su idea era apartarse demasiado de los cómics de Alex Raymond, quería un Flash Gordon totalmente dramático que se paseaba por un Mongo de cristal.
Pero ahí estaba De Laurentiis para decir que no, que él quería los colorines del papel impreso. Y la cosa acabó en manos de Hodges, que venía de firmar Asesino implacable y Pulp (ambas con Michael Caine) y había sido despedido del rodaje de La maldición de Damien, o lo que es lo mismo, que poquita experiencia tenía en mega producciones repletas de decorados y efectos especiales. Hodges tuvo sus más y sus menos con De Laurentiis, el italiano le llegó a decir que solamente le había contratado porque le había caído bien.


Flash Gordon, Sam Jones, QueenDiferentes carteles. Mu ricos ellos

Usaron la táctica ideada en Superman, y luego aprovechada en muchas otras películas, de poner como protagonista a un (casi) desconocido y rodearlo de actores más consagrados.
El personaje protagonista llegó a manos de un desconocido Sam J. Jones (arrebantándeslo a Kurt Russell), que acabó en el papel casi de carambola, siendo más una elección de la suegra (!!!!) de De Laurentiis, que lo había visto en The dating game, un concurso de la televisión americana muy popular en la época que seguía la estructura del Vivan los novios y donde había guest stars de la talla de Steve Martin, Burt Reynolds o Tom Selleck. El californiano, que había pasado dos años en la marina y se había trasladado a Los Ángeles con su coche y un paquete de galletas María para probar fortuna como actor, acabó siendo teñido de rubio y por poco le encasquetaron unas lentillas azules, pero al final dejaron que Flash Gordon salvara el Universo con los ojos marrones.
Por su parte Melody Anderson debutó en el cine como Dale Arden, a la que, al revés que a Jones, se le tiñó el pelo de castaño porque era rubia. Un viernes, a punto de irse a rodar una serie de televisión recibió la llamada del productor italiano para que ese mismo día volara hasta Gran Bretaña. Se le hizo unas pruebas de vestuario un sábado y el martes ya estaba rodando en Escocia la primera escena, que casualmente es la primera que aparece en el film, cuando Flash y Dale viajan en avión. Con lo que podemos comenzar hacernos una idea que la producción no estaba excesivamente controlada.

Flash Gordon, Sam Jones, Queen
Otros actores que corrían por el set como pollos sin cabeza fueron Brian Blessed como príncipe Vultan; Ornella Muti como la princesa Aurea; Timothy Dalton, etapa pre-James Bond, haciendo de príncipe Barin; Topol, que curiosamente un año después aparecería en un Bond de Roger Moore: Sólo para sus ojos, como el doctor Zarkov; Richard O'Brien como Fico; y, por supuesto, Max von Sydow como el emperador Ming, el malo de la función.

El rodaje terminó siendo una torre de Babel entre actores norteamericanos, ingleses y el equipo técnico italiano. Entre ellos un habitual de Fellini: Danilo Donati, que se encargó del diseño de producción y vestuario. Y como bien es sabido, por ahí estaba Queen, pero el que quiera saber más sobre los entresijos de la banda sonora que se pase por su post correspondiente.
Pasaron casi 5 meses desde que empezaron a rodar hasta que terminaron los efectos especiales, que eran tan caros que, a veces, solo podían hacer una única toma; lo que hizo que el presupuesto inicial de 25 millones de dólares subiera hasta casi 40.

Flash Gordon, Sam Jones, Queen
Al parecer el caos reinaba a sus anchas en el set de rodaje, con escenas que se escribían el mismo día u otras que tardaban un día entero en rodar y que luego acababan por no usarse en el montaje definitivo. En una de ellas Melody Anderson fue maquillada durante 4 horas de color verde, le pusieron un casco de 4 kilos y le colocaron unos dientes afilados y sangrantes. En dicha escena Ming convertía a Dale Arden en una araña que atacaba a Flash.
Por contra, otras escenas eran totalmente improvisadas, como la pelea entre Flash y los guardias de Ming simulando un partido de fútbol americano, que al parecer se le ocurrió a Sam Jones.

Pero, seguramente, lo más gracioso eran las intenciones ocultas del director, que siempre tuvo en mente un estilo totalmente naif, socarrón y con mucho cachondeo, que distaba mucho de lo que tenían en mente los actores, que actuaban de forma seria. Algo así como lo que hacían los ZAZ en sus spoof. Cuando comenzaron los primeros pases de prueba De Laurentiis se subía por las paredes mientras oía las carcajadas del público, mientras que Hodges estaba más feliz que una lombriz porque, según él, se reían con la película, no de ella.

Flash Gordon, Sam Jones, Queen
El film fue bastante criticado en su estreno, acusándola de ser demasiado plana y de tener unos efectos pasados. Posiblemente de verla con los mismos ojos que uno ve Star Wars acabe pensando eso, pero en el fondo es una adaptación muy cercana al original, actualizando detalles para la época (Gordon deja de ser un jugador de polo para convertirse en el quarterback de los New York Jets o Zarkov es un ex de la Nasa), pero conservando la ingenuidad del cómic y sus colores epilépticos, siendo consciente de su estatus de parodia del héroe acartonado de los seriales del siglo pasado.

La película empieza muy bien con unos míticos títulos de créditos, firmados por Richard Greenberg, que tiene a sus espaldas los de Xanadú o El gran halcón; y sigue mejor con ese encuentro entre Flash y Dale en un avión privado del que no se sabe ni a donde va ni de donde viene. Por lo demás como siempre, Ming se lleva la palma y la atención del respetable en la mejor escuela de malos peliculeros que gustan de soltar frases malévolas con una carcajada como coletilla.
Frases igual de estúpidas que sonrojantes, maquetas que dejan entrever los hilos, un final extraño donde todos sueltan su frase menos Flash, del que esperamos un discurso por los nuevos tiempos de Mongo y apenas le vemos esbozar media sonrisa. Sin duda nunca antes un rodaje caótico y fuera de control acabó con unos resultados tan divertidos.
Desde luego los niños de la época debieron quedar impactados, porque se nota que el film tiene ese tonillo camp que los adultos despreciarían pero los peques se lo pasarían flipando en colores (chillones).

Flash Gordon, Sam Jones, Queen
Todos conocemos ese estupendo final con el "The end?" y la mano de Ming recogiendo el anillo mientras suelta una de sus carcajadas. Evidentemente todo apuntaba a dejar el terreno abonado a una secuela, cosa que De Laurentiis tenía claro desde el principio. Y aunque la película no funcionó en USA, en Europa sí tuvo una taquilla a tener en cuenta, lo que propiciaba a seguir con las andanzas del personaje. Pero el productor italiano se encontró un terrible problema: Sam Jones no la quería hacer. Al parecer el italiano estaba disgustado porque no le gustaba la voz del actor (cosa que chocaba con la opinión de Hodges, que consideraba -y considera- a Sam Jones un muy buen Flash Gordon), así que no se le ocurrió otra cosa que doblarle todas las líneas de dialogo (nunca se ha sabido quien hizo el trabajito), hecho que al actor le sentó como un tiro y decidiese dejar plantado al magnate italiano.

En general el film no hizo demasiado por las carreras de los participantes: De Laurentiis siguió con sus proyectos faraónicos y muchos acabaron mal (Dune, King Kong 2); el director siguió con sus pelis de cine negro; Sam Jones se acomodó en telefilms para acabar en papelillos en series de poca monta; Melody Anderson hizo Muertos y enterrados y El templo del oro con Chuck Norris para retirarse del cine a mediados de los 90; y Dalton hizo un par de James Bond y de secundario de lujo en pelis que, en su mayoría, no le alegrarían demasiado la existencia.

El tiempo ha ido pasando y una nueva película del personaje de Raymond ronda desde hace años por las oficinas de Hollywood (Dolph Lundgren hubiera hecho un trabajo estupendo en los 90), pero por alguna razón la cosa no acaba de arrancar. Y eso que Stepehn Sommers estaba emperrado en dirigirlo, pero nada. Aunque si hacen otra cutrada como aquella serie de hace 5 años protagonizada por Eric Johnson mejor dejen el cadaver enterrado.