martes, agosto 30, 2011

Una pandilla alucinante

Una pandilla alucinante, Fred Dekker
Quien iba a decir que con este remedo de Los goonies comenzaríamos a saber que no solamente las cintas de vídeo y de casete podían ser vírgenes o que los hombres lobos tienen pelotas.

Fred Dekker siempre se ha caracterizado por ser un homenajeador. House, una casa alucinante, su primer guión, tenía que ser un cúmulo de referencias a las clásicas obras de casas encantadas (aunque luego S. Cunningham hiciera de las suyas y le metiera bastante humor), y su primera incursión como director, El terror llama a su puerta, está repleta de guiños al mundillo.
Con lo que su siguiente película no podía ser menos. Una pandilla alucinante es otro pastiche como los que se hacían Abbott y Costello en los 40, pero eso sí, aquí todo tiene más gracia y bastante buen gusto, además de unos medios más generosos.

Una pandilla alucinante, Fred Dekker
Aquí la cosa va de un grupo de chavales, autollamados la pandilla del monstruo, que están obsesionados con ellos, ven pelis de Jason y leen a Stephen King. En una de estas descubren que Drácula, el hombre lobo y compañía existen. Y no sólo eso, si no que están conspirando para envolver el mundo entre tinieblas.
Su única oportunidad es encontrar un talismán que cada 100 años es capaz de abrir una puerta al limbo, donde han de encerrar a los monstruos.

Una pandilla alucinante, Fred Dekker
Una pandilla alucinante funciona maravillosamente bien, tanto como exploitation de Los goonies (Dios nos libre de no hacer la comparación de cualquier peli protagonizada por un grupo de niños con el film de Richard Donner -¿alguién dijo Super 8?-), con la que guardan la coincidencia de tener a Mary Ellen Trainor haciendo de madre de los protagonistas, teniendo la suficiente mala leche para meter unos monstruos más aterradores en un film juvenil.
Dekker no se andaba con chiquitas, nos metía muertes, la transformación de un hombre lobo la mar de dolorosa (no es Un hombre lobo americano en Londres pero no nos importa), Drácula partiendo cuellos al final o a éste mismo a medio transformar cuando ha sido alcanzado por un disparo, por no hablar del prólogo, que debía imponer en su momento.

Además que teníamos guiños a esas conversaciones que teníamos de niños: "¿Quién ganaría en un combate entre Stallone y Schwarzenegger?" o "¿Que le pasa a un hombre lobo si lo reventamos con dinamita?" Pues aquí nos dan la respuesta.


Una pandilla alucinante, Fred Dekker Otra versión del cartel, más chanante pero menos comercial

Pero no todo han de ser buenas nuevas. Tiene sus puntos negativos, totalmente de cara a la galería. ¿Qué demonios hace Van Helsing levantando el pulgar al final? O el efecto babosil de convertirnos a Frankie en amigos de los niños, por no sacar a relucir lo trillado de poner diferentes estereotipos de personajes en la pandilla (el gordo, el malote...). Seguramente todo esto serían más imposiciones de la producción (ahí estaba Rob Cohen, productor de Perseguido y director de Pánico en el túnel y Triple X; y Peter Hyams, director de Permanezca en sintonía), como el hecho que le obligasen a no superar los 90 minutos.

Una pandilla alucinante, Fred Dekker
Uno de los puntos fuertes de la película es la ambientación y sus decorados y, sobre todo, los maquillajes. Pero claro, teniendo a Stan Winston detrás de éstos no podía ser menos.
Uno de los problemas con los que se encontró el equipo de Winston es que no tenían los derechos para usar los diseños de los monstruos como aparecían en las pelis de la Universal y tuvieron que resideñarlo del todo. Aunque la verdad, muy originales a la hora de rediseñarlos no fueron.
La momia y Gillman (más conocido como la criatura de la Laguna Negra) están geniales, aunque curiosamente son los monstruos que menos juego dan, uno es un pez y el otro un amasijo de polvo y vendas (¿de verdad alguien tiene miedo de la momia?). Drácula es Drácula y no tiene mucho misterio, pero el hombre lobo ya está más cogido por los pelos, se le nota demasiado que de busto para arriba es una estructura que no deja al actor mover la cabeza.

Una pandilla alucinante, Fred Dekker
Aunque nos parezca mentira la película fue un fracaso en la taquilla americana (de los 15 millones que se gastaron apenas recuperaron 4), pero fue con su distribución en vídeo cuando comenzó a generar simpatías (que no culto) que la convirtieron en una cinta de cabecera para infantes y adolescentes de la época. Prueba de ello es la edición en DVD que apareció en zona 1 con sus dos discos repletos de extras. Aquí los amigos de Suevia nos la metieron doblada con esa edición tirando a regulera, donde el documental que en la edición yanki duraba 90 minutos lo han cortado a escasa media hora y se han comido los comentarios en audio, todo ello rematado con una espantosa carátula que parece una mala fotocopia a color. Esto es África, señores.

2 comentarios:

Raiben dijo...

Que grande ésta película. De crío me gustó mucho y hace no tantos años la volví a ver y me sigue gustando, teniendo en cuenta que si eres un niño te entra mucho mejor claro. Como puedes compararla con ese peñazo de "los goonies".

J. Jara dijo...

¡Un respeto a los Goonies! La piedra de rosetta de este tipo de pelis.